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La misión de los Franciscanos de María es vivir y difundir la espiritualidad del agradecimiento, ayudando a todos a comprender que ése es el corazón del Evangelio, aquello que Dios espera y tiene derecho a encontrar en el corazón del cristiano.

     Esta vivencia y difusión de la espiritualidad del agradecimiento se hace a través de la imitación de la Santísima Virgen y de San Francisco de Asís: Imitar a María en su disponibilidad, en su maternidad divina mediante la práctica de la unidad y en su servicio a Cristo crucificado; imitar a San Francisco en su pobreza, en su amor agradecido a Dios y en su fidelidad plena a la Iglesia y muy en especial al Papa.

     La práctica de esta espiritualidad y la realización de esta misión, nos ha llevado y nos lleva a estar en contacto con personas que quieren ayudar a los necesitados, como nosotros mismos queremos hacerlo. Hemos comprobado que, a veces, tanto ellos como hasta los mismos catequistas y evangelizadores, están desorientados, faltos de motivaciones espirituales y son víctimas de la secularización. Por eso queremos estar a su lado para ayudarles. Si resumiéramos esa misión en un lema habría que elegir éste: “Ayudar al que ayuda”. Es decir, se trata de ayudar a los que están ayudando a los demás para que sigan llevando a cabo esa ayuda y para que lo hagan en el nombre de Cristo y no sólo por filantropía o humanismo.

 

De este modo, los Franciscanos de María quieren ofrecer a la Iglesia un instrumento de evangelización que vaya directamente contra uno de los retos mayores con que ésta debe enfrentarse: el secularismo. Este secularismo se pone de manifiesto en el desarraigo que se produce de Dios en el corazón del hombre. Éste ya no tiende a hacer las obras buenas que desea llevar a cabo por motivos religiosos o trascendentes, sino sólo por sentimientos humanos o humanitarios. La misión de esta asociación será ayudar al creyente a descubrir que en el prójimo necesitado –incluido el que necesita una fe que no tiene o en la que no está bien formado- hay una presencia de Cristo. Es para ayudar a ese Cristo, además de para ayudar al prójimo, para lo que hay que movilizarse y poner en práctica tanto las obras sociales como los métodos de evangelización y catequesis.

 

     Para llevar todo esto a cabo es muy importante unir espiritualidad con misión. La espiritualidad da a los miembros de la asociación los motivos que ellos necesitan para actuar. Esos motivos son, como se expondrá más adelante: la imitación de la Virgen como educadora de Jesús niño y como auxiliadora y apoyo de Jesús crucificado, así como la imitación de San Francisco en su amor a los pobres. Por agradecimiento a Jesús, como María, queremos ir a socorrer a los que sufren. En el nombre de la Madre estamos al lado de su Hijo. Y esto queremos hacérselo ver a todos los demás, particularmente a aquellos que comparten nuestra fe y nuestro amor a Dios y a la Santísima Virgen. De este modo contribuiremos a que ellos también estén llenos de motivaciones espirituales y no se dejen arrastrar por la oleada de secularismo, que tiende a quitar a Dios del corazón y del pensamiento del hombre.

     Uniendo estos dos elementos: motivación espiritual y servicio social, es como los Franciscanos de María adquieren su auténtica fisonomía, que debe ser siempre de equilibrio y síntesis. Un equilibrio que se consigue por la práctica intensa y no mediocre de ambos elementos: la unión con Dios y el compromiso social. En esa búsqueda de la síntesis es donde profundizamos en la genuina catolicidad, siempre en unión con la Sede Apostólica representada por el Papa, y con los obispos que están en comunión con él.

Equipo Vocacional FR. María. B.

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