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Pbro. Santiago Martín F.M.

Somos religiosos de María, imitadores del Dios que dijo que había venido a servir y no a ser servido, seguidores de San Francisco el hermano humilde y pobre. 

«El hecho de que surjan nuevos movimientos apostólicos en España es signo evidente de la vitalidad de nuestra Iglesia, en contra de lo que sostienen muchos anticlericales».

 

Santiago Martín nació en Vallecas (Madrid) el 24 de febrero de 1954 en el seno de una familia de pequeños comerciantes. «Eso te enseña a vender el producto desde la más tierna infancia». Un producto que tuvo que aprender a vender a sus propios padres, que no querían que fuese cura. «Se lo dije a los 10 años», cuenta, «y me contestaron que, hasta que cumpliese los 18 y tuviese una carrera civil, nada de nada».

Obediente, Santiago cursó el bachillerato, hizo el Preu y, a los 17, entró en la Universidad Politécnica de Madrid para cursar la carrera de ingeniero agrónomo. Allí conoció y se enamoró de una compañera de clase. Pero matiza: «No hice nada malo con ella, porque entonces no se hacía nada. Fue todo muy platónico, pero cuando le dije que me iba a meter a cura, lloró. No volví a verla».

Dios le llamaba y Santi le respondió que sí. «A los 18, les dije a mis padres que me iba a los terciarios regulares franciscanos». Y se fue, se ordenó cura en 1979, con tan sólo 25 años, y siguió estudiando. Primero Teología y, después, -«para cumplir la promesa que había hecho a mis padres»-, se licenció en Biología primero y en Periodismo, después, por la Complutense. Y además, se licenció en Teología Moral en Comillas, con especialidad en Ingeniería Genética. «Es la ventaja de ser célibe», dice, quitándole importancia a sus títulos..

LA TELEVISON Y EL «ABC»

 

Bien formado, todos le auguraban una buena carrera en los franciscanos, pero él no terminaba de sentirse a gusto con ellos. Es la parte oscura de su vida. Y no le gusta hablar de ella. «Tenía la impresión de que Dios me pedía otra cosa. De todas formas, abandonar los franciscanos fue de lo más doloroso para mí». Dejó la orden en 1988 y comenzó su particular travesía del desierto. Ayudado por dos grandes amigos: el cardenal Suquía, entonces arzobispo de Madrid, que lo acogió entre su clero, y el sacerdote-periodista, José Luis Martín Descalzo, que lo llevó de ayudante al Abc y a Televisión Española.

Tras la muerte del famoso cura escritor, Santiago Martín se hizo cargo de la sección religiosa del Abc, donde se mantuvo más de una década, y comenzó a descollar en televisión. Sobre todo con Testimonio, que llegó a ser el más seguido de los programas religiosos españoles. El cura de la tele le llamaban. Y por la tele consiguió fama y proyección social. Tanta que, en aquellos años, sus libros se vendían como rosquillas. Del Evangelio secreto de María colocó 150.000 ejemplares, algo inaudito para un libro religioso.

Además, desde las páginas de Abc conseguía una tremenda influencia entre los obispos. Apostando siempre por el sector más conservador y zahiriendo a los moderados. Muchos prelados temían la columna semanal que firmaba con elseudónimo de Fray Junípero, en la que solía poner a caldo a los que no iban en su carro a misa. Por ejemplo, al tándem formado por ElíasYanes y José Sánchez, presidente y secretario de la Conferencia episcopal, respectivamente.

 

Y es que Santiago Martín nunca escondió sus filias ni sus fobias. Claro y directo, no aguanta a los progres, aunque sean moderados. Y eso terminó pasándole factura. Primero tuvo que dejar su programa religioso de la televisión y, después, el Abc. De la tele dice que lo echó monseñor Sánchez. Y del Abc se fue porque no compartía el giro al centro del periódico de Vocento.

Apartado del fragor mediático, el padre Santiago se concentra en su obra y en la parroquia que le encomienda el cardenal Rouco. Se llama parroquia de la Virgen Madre y está en una zona residencial del Parque Juan Carlos I. Con una mezcla de fieles de clase media y alta. Feligrés suyo fue, por ejemplo, el futbolista Figo, mientras estuvo en el Real Madrid. Aunque Santiago no conserva ninguna foto con él. «La única foto con famosos que tengo es con el Papa», asegura.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Amigo de sus amigos, Santiago nunca olvida las ayudas recibidas. Sobre todo la de Martín Descalzo. «Mucha de su espiritualidad está en nuestra obra», reconoce. El cura-periodista fue su mentor en todo, también en los medios. «Era todo un profesional, que distinguía información y opinión y que contaba toda la realidad eclesial. No sólo la negativa, pero también la negativa».

Eso sí, el maestro era mucho más progresista que el discípulo. Porque el padre Santiago pertenece al sector más conservador de la Iglesia española y no lo oculta. «No me avergüenza que me llamen conservador. La Iglesia tiene que conservar su patrimonio, que es un tesoro. Otras cosa es su adaptación a los tiempos modernos».

Quizás por eso, considera que «Leonardo Boff y Jon Sobrino [los dos máximos exponentes de la Teología de la Liberación] están equivocados» y pide a los curas rojos de Entrevías que «obedezcan al cardenal Rouco». «Soy de Vallecas, conozco a Enrique de Castro, estuve de cura cerca de su parroquia y sé, por experiencia, que lo que la gente va buscando son servicios religiosos, no doctrina marxista».

De hecho, uno de los objetivos de su movimiento es luchar contra el «secularismo, que arranca a Dios del corazón del hombre, de la sociedad y de la propia Iglesia». Un movimiento que ya contaba con aprobación diocesana desde 1993, pero que recibió el espaldarazo definitivo («un salto de calidad») el pasado 26 de junio en Roma.

La aprobación pontificia consagra a los Franciscanos de María como «un movimiento de espiritualidad, fundamentalmente laical, cuya clave es el agradecimiento y cuyo objetivo es ayudar a la gente a pasar del amor de Dios al amor a Dios». Una espiritualidad clásica en moldes modernos. Y que atrae a mucha gente. En estos momentos cuenta ya con más de 10.000 laicos, además de un número considerable de sacerdotes y seminaristas, en 78 diócesis de 24 países de todo el mundo. Y sigue creciendo como la espuma.

 

Artículo publicado en EL MUNDO, 22 de Julio de 2007.

Equipo Vocacional FR. María. B.

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